Las nuevas tecnologías no dejan de estar cada vez más ligadas al mundo de la belleza, una de las más novedosas es el poder de la luz LED, empleada para diversas funciones ajenas al campo de la estética. Sin embargo hoy en día se utilizan para multitud de tratamientos, entre ellos para la eliminación del acné de forma menos agresiva que del resto de procesos que conocemos en la actualidad.
Las dispares células y tejidos que conforman nuestro organismo son sensibles al efecto de la luz en función de las diferentes longitudes de onda, acuñando una función de absorción desigual en cada una de ellas. Éstos se pueden dividir en exógenos, como ocurre con la terapia fotodinámica, basada en el ácido d-amino-levulínico (ALA-PDT) (encargada de prevenir la acumulación de intermediarios en la producción de porfirinas cuando el hierro no está presente). También pueden fraccionar en foto-receptores endógenos, cuando se producen de forma natural en el organismo, sin embargo ambos generan variedades que estimulan diversas vías bioquímicas.
En términos técnicos, este tipo de luz combina dos agentes inocuos: el ácido d-amino-levulínico (ALA-PDT) y luz visible atérmica. El primero de ellos atraviesa la epidermis y se convierte en Protoporfirina IX, ésta llega a un estado de excitación que provoca la inactivación de varias proteínas y enzimas de nuestro cuerpo. Por otro lado la luz visible atérmica puede enfocar en LED rojo (que estimula los fibroblastos para estimular la producción de colágeno y la renovación celular) o en LED azul (que actúa deteniendo el desarrollo de las bacterias responsables del acné). Por lo tanto dependiendo de la tonalidad del destello, se conseguirá una acción u otra, con un protocolo de actuación de seis semanas de tratamiento, sumado a un periodo de mantenimiento. Desde otra perspectiva, dependiendo del aparato que se utilice y la potencia, el tiempo de exposición será muy variable: de 5 minutos a casi 2 horas de tratamiento.
¿Para qué zonas del cuerpo sirve este tipo de tratamiento? La fototerapia antiacné se emplea un tipo de lámpara especializada de emisión de 415nm (unidad de medición perteneciente a la región espectro electromagnético que el ojo humano es capaz de percibir) en este caso responde a la emisión de luz azul en el tratamiento del acné, la cual activa foto sensibilizadores endógenos o exógenos, llevando a reacciones que provocan la lisis celular (proceso mediante el cual las membranas de las células se rompen y conlleva a la liberación de los componentes intracelulares) En el contexto del acné común o vulgar, el objetivo principal es la anulación de la bacteria Propionibacterium responsable de toda la inflamación e infección asociada.
La tecnología de luz visible LED tiene una acción directa sobre nuestra piel, dependiendo del color que emitan, y son absorbidas por las células del cuerpo conocidas como foto-receptores.
El proceso consiste en la plena exposición del destello azul sobre la zona a tratar, éste logrará activar un foto-sensibilizador endógeno localizado en la bacteria protagonista, destruyéndola a continuación. Además a través de dicho tratamiento también se consigue una mejora de todos los rasgos generales del tejido cutáneo, mediante el incremento de los mecanismos regeneradores y naturales de la piel.
En relación al epígrafe anterior, concretamente en relación con el rejuvenecimiento del aspecto del rostro y de la piel, para conseguir este fin al cien por cien es necesaria una emisión de 633nm. Aumentando la potencia del pulsador, el efecto de esta fuente permite generar nuevas cifras de colágeno, mediante la estimulación de los fibroblastos (juegan un papel crucial en la curación de heridas) se consigue la oxigenación genérica de todo el área tratado para corregir ligeros signos de la edad, arrugas finas u ojeras.
La terapia fotodinámica está altamente reconocida como una nueva arma en el tratamiento de afecciones oncológicas de la piel. El procedimiento consiste en la aplicación de un agente foto-sensibilizante (ALA) sobre la lesión, concretamente en las células tumorales que mediante la excitación de la luz provoca reacciones de lisis celular y, por consiguiente la destrucción del tumor. La fototerapia con el sistema LED permite enfocar este tipo de procedimiento al tratamiento de lesiones cutáneas provocadas por afecciones oncológicas, de forma no invasiva, de fácil aplicación y aceptación por parte del paciente.
A diferencia de los tratamientos de láser, la luz LED es un destello visible que no calienta la piel, ni provoca ningún tipo de afección como dolor muscular o en la zona tratada. Los primeros estudios de este gran descubrimiento fueron desarrollados por la NASA con el objeto de conseguir hacer crecer las plantas en el espacio. A partir de ahí se han conseguido grandes progresos que se han trasladado al cuidado de la piel con el objeto de prevenir y cuidar el rostro frente a los signos de la edad.
La luz roja y azul LED son las bases principales de dicho procedimiento, sin embargo también se emplea el destello verde, específico para controlar la hiper-pigmentación de la piel, ayuda a eliminar las manchas presentes en el óvalo facial y el tono más oscuro de la piel. Este tono verde actúa sobre los melanocitos, aquellas que crean la melanina en la parte interna de la dermis, impidiendo el exceso de producción de melanina. Dentro de la variedad de esta gama, también se puede combinar la luz pulsada azul y roja, el efecto final es la suma de ambos tratamientos: por un lado limpia nuestra piel, a la vez que ejerce una fantástica acción regeneradora.
La fototerapia convence por todos sus aspectos positivos, sin embargo especialistas en la materia recomiendan realizar dicho tratamiento con una frecuencia no mayor de 30 sesiones al año por la alta exposición a la luz LED, está altamente contraindicado realizar este procedimiento en una cabina de bronceado y bajo la continua supervisión de un especialista.